Creo que no soy la primera escritora que tiene miedo a la visibilidad. Sí, ese que provoca sudores fríos cuando publicas una novela. Sí, ese que te hace preguntarte: ¿gustará? ¿Y si me hacen muchas críticas malas? ¿Tendré talento? ¿Valdré para esto? ¿Se venderá bien? Y un largo etcétera.
Pues bien, en Sinjania he leído un artículo de lo más interesante. Aquí os dejo el texto:
Los miedos pueden ser tremendamente paralizadores, te mantienen sujeto y te impiden hacer algo que deseas. Lo más curioso es que en muchas ocasiones no sabes que sufres un miedo hasta que alguien haba de él en alguna parte. Entonces te sientes poderosamente identificado y te dices: «Pero si eso es lo que me sucede a mí».
Los miedos que padecéis los escritores son diversos, pero hay dos que pueden suponer un freno importante para tu carrera y hacer que seas siempre un autor oscuro y poco conocido, a pesar de que tu sueño es que tu obra sea leída por miles de lectores que disfruten con tus libros y amen cada una de sus palabras.
El primero de esos miedos es el miedo a vender, a pedir dinero por tu trabajo. Ya nos hemos referido en otras ocasiones a la necesidad de vencer ese pudor que te detiene y comprender que aspirar a vivir de tus libros no te convierte en un peor escritor.
El segundo de esos temores es el miedo a la visibilidad. Si pensar en que personas ajenas lean tu texto te produce malestar, si te pone nervioso atraer la atención de otros hacia ti o hacia tus libros y si casi prefieres no ser leído antes que salir de tu cómodo anonimato es que tienes miedo a la visibilidad.
Por qué un escritor necesita visibilidad
Tal vez nunca lo hayas pensado, pero un escritor necesita visibilidad. O por decirlo de una manera más sencilla: un escritor necesita mostrar su trabajo al mundo e, incluso, ser reconocido.
Escribir, es cierto, es una tarea solitaria. Pero cuando tu obra está concluida el paso siguiente y natural es que parta al encuentro de los lectores. Sin ellos para terminarla, tu labor siempre estará incompleta.
Sin embargo, hay muchos, muchos escritores que impiden, de un modo u otro, que sus obras culminen su ciclo, ofreciéndolas a la mirada del lector.
Estos autores han trabajado duramente, han escrito una excelente novela o una gran antología de relatos o poemas… pero a la hora de la verdad se sienten incapaces de ir más allá.
Muchos no dan el paso de publicar su obra, ya sea buscando un editor o asumiendo la autopublicación. Simplemente porque en ambos casos unos ojos distintos de los suyos leerán y valorarán cada una de las líneas que con tanto esfuerzo han dado a luz.
Otros, algo más valientes, van un paso más allá y publican, pero nunca se implican en hacer labores de promoción y difusión porque temen, con razón, que esas labores promocionales funcionen y el público lector se fije en ellos y en su libro.
De manera que esos autores sueñan con ser leídos, anhelan que las obras que con tanto esfuerzo han escrito se encuentren con los lectores que las estimarán. Pero se conforman con su sueño, tienen miedo de lo que podría suponer hacerlo realidad.
Qué hay detrás del miedo a la visibilidad
Como sucede a menudo, las cosas nunca son tan sencillas como a primera vista pueda parecer, debajo de una capa se oculta otra y hay que ir eliminándolas una a una hasta llegar al núcleo del problema.
En el caso del miedo a la visibilidad, bajo él existen otros miedos latentes.
Miedo al rechazo
Probablemente el principal temor que se esconde tras el miedo a exponerse sea el miedo al rechazo.
Ya desde el mismo instante en que se concibe la idea de escribir una novela ese temor comienza a fraguarse en forma de pequeñas inseguridades: ¿es esta idea buena?, ¿es original?, ¿voy a saber desarrollarla de una manera interesante? Lo que se puede resumir de la siguiente forma: ¿gustará a los lectores?
Que la respuesta sea «no» es algo que corta la respiración, de manera que se evita ese rechazo abandonando la obra en un cajón o, a veces, no atreviéndose ni siquiera a escribirla.
Miedo a la crítica
Otro temor que se esconde a menudo tras el miedo a ser visible es el miedo a enfrentarse a la crítica, ya sea la crítica literaria (profesional o amateur) o la crítica de los lectores.
De la tormentosa relación de los escritores con la crítica hay numerosos ejemplos. Como es natural a nadie le gusta ver escrito —tal vez por aquello de verba volant, scripta manent— una opinión poco favorable de su trabajo.
Y esa opinión escrita e indeleble encuentra hoy muchos canales para llegar hasta el escritor: reseñas en blogs literarios, comentarios de los lectores en las plataformas de autopublicación, redes sociales…
¿Quién quiere leer reseñas y opiniones negativas? Mejor pasar desapercibido.
Miedo a fracasar públicamente
Imagínate que te lanzas, que publicas, que emprendes algunas acciones para promocionar tu obra, que te expones. Imagínate que lo intentas y fracasas.
A la hiel del fracaso habría que añadir el acíbar de que este sea público. Porque siempre habrá alguien que conozca tus esfuerzos y vea que al final no han servido de nada. ¿Puede haber algo peor?
Miedo a descubrir que no tienes talento
Si tu libro no les ha gustado a algunos lectores, si ha recibido algunas malas críticas, si ha pasado desapercibido (pero ¿has hecho algo para llamar la atención hacia él?)… te dices que lo más probable es que haya sucedido porque no tienes talento.
Qué terrible sería confirmar que eres un escritor sin talento. Lo mejor es no carear tus sueños con la realidad, así que nada de exponerse.
El resultado es que hay un nutrido grupo de escritores que no quieren hacer el trabajo que les daría el éxito que quieren por miedo a exponerse, a salir del anonimato.
En muchas ocasiones ni siquiera publican. Y con gran frecuencia, aunque publiquen, hacen todo lo posible para esconderse: no hacen un lanzamiento para su libro, no tienen una web de escritor, ni redes sociales, ni una plataforma activa y afinada desde la que hacerse visibles y promocionar sus libros.
A menudo estos escritores son escritores prolíficos, encadenan la escritura de una obra con la siguiente; o bien se consideran escritores tremendamente perfeccionistas, y se detienen ad aeternum en la revisión de su novela porque no pueden darla por finalizada hasta que no alcance un nivel de excelsa perfección.
En realidad, lo que hacen estos escritores es «mantenerse ocupados». Y como están muy ocupados escribiendo o planificando o revisando, consideran que tienen la excusa perfecta para no trabajar en su visibilidad y en la promoción de su obra.
Cómo superar el miedo a la visibilidad
Lo primero que debes comprender es que el miedo a exponerse nunca se cura del todo. Por más fogueado que estés en hacer labores de marketing, aunque hayas realizado decenas de presentaciones y leído cientos de críticas de tus libros, puedes estar seguro de que el miedo a la exposición nunca te abandonará.
Con cada nueva obra, con cada nueva acción de marketing, seguirás sintiendo —a veces de manera más cruda, otras como un leve cosquilleo— esa sensación de estar a punto de lanzarte al vacío. Por suerte también habrás aprendido que, sencillamente, no pasa nada.
En algunas ocasiones fracasarás, es cierto, a veces las cosas no saldrán como esperabas, pero aprenderás que tienes fuerza de sobra para levantarte, sacudirte el polvo y seguir adelante.
Una vez esto claro es importante que sepas que sin visibilidad nunca lograrás convertirte en el escritor que deseas ser.
Es así de sencillo: si no te expones, si no te das a conocer, si no emprendes acciones para que los lectores sepan de tu libro, si no intentas conseguir reseñas, si no abres tu web, si, en definitiva, no te ocupas de la promoción y el marketing nunca cumplirás tu anhelo de ser un escritor al que los escritores veneren como veneras tú a tus autores favoritos.
De modo que la pregunta que debes hacerte es: ¿voy a permitir que mi miedo a ser visible dé al traste con mi sueño de ser escritor?
Si la respuesta es negativa, si no estás dispuesto a que ningún miedo te frene, lo que debes hacer es conectar con tu deseo, con las ganas de convertir en realidad tu sueño y dejar que sean ellas las que te guíen.
Y a partir de ahí, enfócate en lo que quieres conseguir, céntrate en tu propósito y presta atención a todo lo que sale bien: la carta de aceptación de tu editorial, el comentario agradecido de un lector, una reseña positiva, ver como el número de ventas, de visitas a tu web o de suscritos a tu newsletter aumenta porque estás conectando con las personas para las que escribiste tu libro.
Pero ten claro que no lo conseguirás sin visibilidad. Y que la mejor manera de conseguir esa visibilidad es dominar las estrategias de marketing que te van a ayudar a aumentar tu exposición ante los lectores y conseguir que estos deseen leer tus libros.
¿Y tú? ¿Sufres o has sufrido este tipo de miedo?
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